Persisten señales de desaceleración económica al cierre del primer semestre de 2025

Durante la primera mitad de 2025, diversos indicadores macroeconómicos mostraron señales de una desaceleración en la actividad económica nacional. 

Durante la primera mitad de 2025, diversos indicadores macroeconómicos mostraron señales de una desaceleración en la actividad económica nacional. 

Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) no ha registrado una contracción profunda, el estancamiento en su crecimiento y el deterioro de componentes clave generan preocupaciones sobre una posible recesión en el corto plazo, señaló Fernando Castellanos, analista económico de Banco BASE.

La caída en el PIB

Explicó que si bien técnicamente no se ha confirmado una recesión, varios factores muestran una tendencia a la baja. Los indicadores cíclicos han acumulado cerca de dos años de caídas consecutivas. 

El PIB reportó un crecimiento anual de apenas 0.6% en el primer trimestre del año y de solo 0.2% en su variación trimestral, con un retroceso de 0.7% al cierre de 2024. 

Este estancamiento ha sido mitigado principalmente por el crecimiento de 7.84% en las actividades primarias, mientras que las actividades secundarias y terciarias mostraron retrocesos.

Desaceleración del empleo

El empleo formal también presentó señales de debilidad. Según datos del IMSS, entre enero y mayo de 2025 se crearon apenas 133 mil puestos de trabajo, muy por debajo del promedio de años anteriores. 

Esto contrasta con las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que reflejan una baja en la tasa de desempleo, pero con una caída simultánea en la tasa de participación y subocupación, lo que podría distorsionar la interpretación del mercado laboral.

El consumo y las remesas

En cuanto al consumo interno, el analista destacó que se acumulan seis meses consecutivos de retrocesos, lo cual impacta directamente al PIB, al tratarse de uno de sus componentes principales. 

A este deterioro contribuye también la caída en las remesas, que registraron tres meses seguidos de disminuciones ajustadas por estacionalidad. En abril, el crecimiento anual de las remesas tuvo su primer descenso desde la pandemia. 

El debilitamiento del poder de compra de las remesas, derivado de un tipo de cambio más bajo, también ha influido en esta baja.

Los indicadores de comercio exterior

Por otro lado, las exportaciones continúan siendo el principal soporte de la economía mexicana. Las exportaciones manufactureras crecieron 5.76% y las automotrices 11.63% en abril. 

Este desempeño ha sido fundamental para evitar una contracción del PIB, aunque Castellanos advirtió que el panorama podría complicarse si el entorno económico en Estados Unidos, principal destino de las exportaciones mexicanas, se debilita.

También se encuentran presentes los riesgos que representan los aranceles impuestos por Estados Unidos a diversos productos.

Aunque las exportaciones bajo el T-MEC están libres de algunos de estos aranceles, actualmente solo cerca del 48.85% de las exportaciones mexicanas cumplen con los criterios del acuerdo comercial. Incrementar este porcentaje podría ser determinante para mantener la competitividad frente a otras economías.

En su recomendación a las empresas, Castellanos sugirió evaluar los beneficios de adecuarse a los criterios del T-MEC, con el objetivo de reducir costos arancelarios y aprovechar las ventajas logísticas que ofrece México.

Para conocer más información, a continuación compartimos la grabación de la sesión informativa: