A pesar del endurecimiento de la política arancelaria de Estados Unidos y de la debilidad del mercado interno, el comercio exterior logró evitar que México cayera en recesión técnica durante el primer trimestre de 2025, reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su informe sobre la Oferta y Demanda Global Trimestral (ODGT).
Entre enero y marzo, las exportaciones mexicanas de bienes y servicios crecieron 1.1% frente al trimestre anterior, mientras que las importaciones cayeron 4.3%. Esta diferencia positiva fue clave para compensar la caída de la demanda interna, que retrocedió 1.1%.
El Producto Interno Bruto (PIB) logró avanzar apenas 0.2% en el primer trimestre, evitando una segunda contracción consecutiva luego de la caída de 0.7% registrada en el último trimestre de 2024. Sin el impulso externo, la economía mexicana habría cerrado en recesión técnica.
Demanda interna en retroceso
La debilidad de la demanda interna se manifestó especialmente en la formación bruta de capital fijo, que se desplomó 4% y en el consumo privado que retrocedió 0.4%.
Las inversiones públicas y privadas también mostraron descensos importantes, de 7.8% y 3.6% respectivamente, reflejando los efectos del ajuste fiscal del gobierno federal.
Cálculo del PIB
Al analizar el crecimiento interanual del PIB, que fue de 0.8%, se confirma el protagonismo del comercio exterior.
Las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) aportaron 5.7% al crecimiento. En contraste, la inversión fija restó 1.3% y el consumo privado 0.5%. El consumo de gobierno contribuyó con apenas 0.2%, mientras que la discrepancia estadística fue de -3.4%.
¿Qué hay detrás del impulso exportador?
El crecimiento exportador estuvo alimentado por el llamado “efecto stockeo” en Estados Unidos. Empresas y consumidores estadounidenses anticiparon compras antes del 2 de abril, fecha en la que entraron en vigor nuevos aranceles: 25% a productos automotrices, además de los ya vigentes sobre acero y aluminio.
Aunque posteriormente se anunciaron excepciones para México y Canadá, basadas en el cumplimiento del T-MEC, la incertidumbre inicial motivó una acumulación preventiva de inventarios del lado estadounidense que terminó beneficiando a los exportadores mexicanos.
El peso del comercio exterior en la estructura del PIB es evidente: las exportaciones representan 39.4% de este indicador, frente a un 39.3% de las importaciones.
En comparación, el consumo privado tiene un impacto limitado en el crecimiento cuando su desempeño es negativo.
En conclusión, México evitó la recesión gracias al impulso externo, pero enfrenta desafíos internos importantes: una inversión productiva en caída, un consumo estancado y una estructura fiscal que limita el gasto público contracíclico.
El efecto arancelario y las dinámicas del comercio internacional seguirán siendo factores clave en el rumbo económico del país.
Con información de El Economista.