El avance tecnológico ha impulsado la necesidad de que los trabajadores desarrollen nuevas habilidades para acceder a mejores oportunidades laborales. Además de considerar las necesidades personales, es necesario identificar y fortalecer las competencias que permiten avanzar en la carrera profesional.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los empleadores no sólo valoran requisitos tradicionales como títulos o grados académicos, también buscan trabajadores con adaptabilidad y disposición para formarse de manera continua. En este contexto, el BID señala que el trabajador del futuro necesita actualizarse para aumentar sus posibilidades de empleo y crecimiento profesional.
“Más allá de la disposición a capacitarse que puedan tener los trabajadores, la construcción y mantenimiento de los ecosistemas de formación continua, pertinente y de calidad es un compromiso que debe ser compartido entre gobiernos, sector privado y aliados clave”, indica el organismo.
Gerardo Macías, socio de DHR Global, sostiene que una persona debe conocer sus habilidades humanas y técnicas para posicionarse en el mercado laboral, además de trabajar en su ampliación. “Muchas veces como candidato se busca todo sin claridad, lo primero es conocerse, entender qué se hace bien y cuáles son las áreas de oportunidad”, señala.
Macías agrega que un candidato debe tener claridad sobre quién es, lo que puede hacer y enfocarse en las competencias clave que lo representan, además de definir su propósito.
Adriana González, headhunter-asociada, indica que las habilidades básicas más requeridas por los reclutadores son la comunicación, trabajo en equipo, liderazgo, adaptación y resolución de problemas. También destaca que, dependiendo del sector, los trabajadores pueden buscar desarrollar habilidades como el manejo de software de inteligencia artificial, análisis de datos, marketing digital o desarrollo de negocios, competencias que incrementan su visibilidad en procesos de selección.
“Estas habilidades permiten adaptarse al mercado actual, especialmente en temas relacionados con la inteligencia artificial, donde no todos los candidatos muestran interés en adquirir conocimientos”, afirma.
El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) estima que el 50% de los empleados necesitará volver a capacitarse este año ante el crecimiento de la adopción tecnológica. En este contexto, el pensamiento crítico y la resolución de problemas encabezan la lista de habilidades más valoradas por los empleadores para los próximos años.
González señala que quienes desarrollan más habilidades tienden a destacar. “Hay habilidades que se aprenden en cursos o en dinámicas de equipo, incluso en proyectos donde no es necesario trabajar de forma individual”, comenta.
Gerardo Macías subraya que la comunicación constante también es una herramienta clave para el desarrollo profesional. “Debe generarse una relación de confianza, en la que el jefe vea al trabajador como un elemento indispensable del equipo, con base en resultados, no sólo en sesiones de retroalimentación”, explica.
Adriana González añade que el primer paso para mejorar habilidades es identificar las áreas de oportunidad y capacitarse para crecer dentro de una organización o acceder a mejores puestos. “Capacitarse es fundamental. No todos los candidatos llegan preparados, pero quienes deciden actuar tienen más posibilidades de avanzar”, comenta.
También indica que una diferencia importante se da cuando los colaboradores hacen un esfuerzo adicional. “Destacan quienes, además de cumplir con su trabajo, influyen en otros por su conocimiento y formación. La educación es clave. En México, muchas personas tienen poco tiempo para capacitarse, y eso debe cambiar”, concluye.
Según Mercer, las empresas enfrentan disrupciones significativas al adaptarse a nuevos desafíos laborales y de comunicación con sus equipos. “Estos cambios, impulsados por la tecnología y la digitalización, han llevado a los empleadores a valorar más las habilidades no técnicas, como la colaboración y el desarrollo del personal”, señala la firma.
Con información de El Economista