La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) comenzará antes de lo previsto y tendrá como eje central las condiciones laborales en la industria automotriz mexicana.
Este componente, regulado principalmente por el Capítulo 23 y el Anexo 23-A del acuerdo, ha sido activado en más de 30 ocasiones desde su implementación, en su mayoría relacionadas con presuntas violaciones de derechos sindicales en plantas automotrices.
El tratado obliga a México a garantizar libertad sindical y negociación colectiva, bajo vigilancia del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida.
A pesar de avances en la implementación de la reforma laboral de 2019, persisten brechas significativas, como los bajos salarios promedio (alrededor de 3 dólares por hora) frente a los 16 dólares exigidos para ciertos componentes bajo las reglas de origen del acuerdo.
La presión proviene tanto del gobierno estadounidense como de sindicatos como el United Auto Workers (UAW), quienes reclaman eliminar ventajas competitivas que califican como “competencia desleal”.
Expertos advierten que el endurecimiento de las disposiciones laborales podría impactar decisiones de inversión, especialmente en sectores como el de baterías y vehículos eléctricos.
Se estima que la revisión del tratado comience entre septiembre y octubre. El reto para México será equilibrar el cumplimiento de los compromisos laborales con la necesidad de mantener su posición clave en la cadena de manufactura regional sin disuadir nuevas inversiones.
Con información de Expansíon.