La economía mexicana atraviesa un momento delicado. En los últimos meses, los indicadores económicos han dejado en claro que el crecimiento se está debilitando y que los riesgos de una recesión en 2025 van en aumento. Los datos más recientes muestran un freno en sectores manufactureros clave, caída en la inversión productiva y una incertidumbre que pesa sobre toda la economía nacional. La combinación de factores externos —como las tensiones comerciales con Estados Unidos— e internos —como la desconfianza empresarial y la falta de inversión— han colocado a México en una situación complicada, donde el margen de maniobra para evitar una recesión es cada vez más reducido.
El PIB ya muestra signos preocupantes de desaceleración, con una caída trimestral en el cierre de 2024 y un crecimiento anual raquítico. Mientras tanto, el Banco de México ha ajustado a la baja sus estimaciones para 2025, reflejando un escenario mucho menos optimista que el planteado por la Secretaría de Hacienda. La pregunta clave es: ¿podrá la economía mexicana resistir la tormenta o estamos al borde de una recesión? En este análisis, repaso los datos más recientes y algunos de los temas que marcarán el rumbo del país en los próximos meses.
Evolución del Producto Interno Bruto: Un panorama preocupante
El Producto Interno Bruto (PIB) de México ha venido creciendo a tasas cada vez más bajas desde el tercer trimestre de 2022. En el cuarto trimestre de 2024, el PIB cayó -0.6 % a tasa trimestral y solo registró un crecimiento de 0.5% en términos anuales. Esta cifra es considerablemente menor a la tasa de crecimiento de 3.3% observada para todo 2023, lo que implica que este año crecimos menos de la mitad comparado con el año pasado.

El análisis por sectores muestra un deterioro significativo en las actividades secundarias y primarias. Las actividades primarias, que incluyen la agricultura, la cría de animales y la explotación forestal, se redujeron en -2.1% anual en 2024, reflejando la complicada situación en la producción agropecuaria. Este fenómeno se debe en parte a condiciones climáticas adversas, pero también a la reducción en la inversión en infraestructura agrícola.
Las actividades secundarias, que comprenden la minería, la manufactura, la construcción y la generación de electricidad, crecieron apenas 0.1% en 2024, pero cerraron dicho año con una fuerte caída de -2.0% anual en el cuarto trimestre. Dentro de este grupo, la construcción retrocedió -6.8% anual en el cuarto trimestre, lo que refleja una menor inversión pública y privada en infraestructura. Por su parte, la manufactura tuvo un crecimiento de 0% anual en el último trimestre del año, en gran parte debido a la reducción de la demanda externa y la incertidumbre sobre el futuro del T-MEC.

A pesar de la debilidad generalizada, el sector terciario, compuesto por servicios y comercio, creció 2.1% en el balance de 2024, así como a tasa anual en el último trimestre de dicho año. No obstante lo anterior, en ese mismo trimestre, el comercio al por mayor mostró una contracción de -1.6%, mientras que los Servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas cayeron -1.9%, lo que indica una menor actividad económica y un menor dinamismo en la demanda interna.

Comercio y servicios: un mercado interno en problemas
Los datos de la Encuesta Mensual sobre Empresas Comerciales (EMEC) también reflejan esta desaceleración. En diciembre de 2024, los ingresos de las empresas comerciales al por mayor se redujeron -4.4 % a tasa anual, mientras que los del comercio al por menor cayeron -0.6 %. Esta caída en el comercio minorista es un claro indicador de que los consumidores están reduciendo su gasto ante la incertidumbre económica.
En el sector servicios, los ingresos de los servicios privados no financieros descendieron -1.0% a tasa mensual en diciembre, mientras que los gastos totales de las empresas del sector cayeron -5.1%, reflejando una contracción en la inversión y el consumo. Aunque a tasa anual los ingresos aumentaron 2.5%, la desaceleración en el crecimiento sugiere que el sector enfrenta retos importantes.
El Banxico recorta su estimación de crecimiento económico
En este contexto, el pasado miércoles 19 de febrero, el Banco de México presentó su Informe correspondiente al cuarto trimestre de 2024, y en él redujo de manera significativa su previsión de crecimiento para 2025, estimando una expansión del PIB de apenas 0.6%, por debajo de su proyección anterior de 1.2%. De acuerdo con el banco central, esta revisión a la baja responde a la incertidumbre generada por las amenazas comerciales del nuevo gobierno de Estados Unidos y sus posibles impactos en la economía nacional.

Cabe señalar que este nuevo pronóstico de Banxico contrasta con el de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que en sus Criterios Generales de Política Económica para 2025 mantiene un estimado de 2.3% de crecimiento, cifra que de plano no hay manera de que se cumpla de continuar con la actual situación de incertidumbre.
El tener un crecimiento económico este año muy por debajo de la meta del 2.3% tiene implicaciones muy importantes, ya que significa que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) no logrará sus objetivos de recaudación fiscal. Si la economía no crece lo suficiente, habrá menor recaudación por Impuesto Sobre la Renta (ISR), Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), etc., y entonces el gobierno federal se verá forzado a recortar gasto público (algo que se ve muuuuy complicado) o a endeudarse más. De esta manera, el escenario que anticipo es que los Requerimientos Financieros del Sector Público Federal, que es la medida más amplia de la deuda, no serán de 3.9% del PIB este año, sino de 4.5% aproximadamente. Esta será una situación que sin duda estarán monitoreando las calificadoras de riesgo.

Factores de incertidumbre: presiones externas e internas
El debilitamiento de la economía nacional no se debe sólo a las amenazas de Donald Trump o a un solo factor, sino a la confluencia de diversos elementos internos y externos que han generado un clima de incertidumbre que comentó a frenar la inversión desde el año pasado. En el ámbito interno, la desconfianza de los empresarios e inversionistas se ha visto agravada por la falta de contrapesos por parte del gobierno federal, así como cambios legales, en especial la reforma judicial y la desaparición de los organismos autónomos. Esto ha llevado a la cancelación o posposición de proyectos productivos clave, limitando el crecimiento del sector industrial y de la construcción.
En el frente externo, la situación es igualmente preocupante. Donald Trump ha amenazado con la imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos, con la finalidad de presionar al gobierno de México a reforzar el control migratorio y la lucha contra el fentanilo. Esta medida, de concretarse, podría tener un impacto negativo en el PIB de 2 puntos porcentuales y la salida de empresas de nuestro país. Aunado a lo anterior, podría desatar una guerra comercial que afectaría gravemente a sectores estratégicos como el automotriz, el acerero y el manufacturero, que dependen en gran medida del mercado estadounidense.

El riesgo de una recesión en 2025
Como lo he venido señalando desde este espacio, los datos disponibles nos permiten anticipar un 2025 complicado para la economía mexicana. Con un PIB que muestra signos de estancamiento y diversos sectores estratégicos ya en franca contracción, la posibilidad de una recesión en 2025 se vuelve cada vez más real. El deterioro del entorno internacional, con una posible guerra comercial impulsada por Trump y la incertidumbre sobre el futuro del T-MEC, solo añade presión sobre el panorama económico.
El mercado laboral está muy debilitado, con una creación de apenas 178,139 empleos formales registrados en el IMSS entre enero de 2024 y el mismo mes de 2025, lo que implica una tasa de crecimiento de sólo 0.80%. En este contexto, la creación de empleos también podría verse afectado. A pesar de que las remuneraciones han mostrado incrementos en algunos sectores, la caída en el consumo y la inversión podría generar una menor creación de empleos en los próximos meses. La reducción del gasto empresarial en bienes y servicios indica una menor demanda de trabajadores, lo que podría reflejarse en un aumento del desempleo.
Conclusión: la urgencia de medidas correctivas
Si el gobierno mexicano quiere evitar una crisis mayor, será fundamental generar confianza en los empresarios e inversionistas mediante un marco jurídico y políticas económicas claras y estables, así como fortalecer la competitividad del país ante los retos del comercio internacional.
El sector privado también tiene un papel importante en la búsqueda de soluciones. La diversificación de mercados, la inversión en tecnología y la mejora de la productividad podrían mitigar parte del impacto negativo de los aranceles y la incertidumbre económica. Sin embargo, si no se toman medidas adecuadas en el corto plazo, México podría enfrentar una recesión económica significativa, con efectos adversos para el bienestar de la población.
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Alejandro Gómez Tamez*
Director General GAEAP*
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