Estados Unidos y el Regreso del Proteccionismo

Desde el primer periodo presidencial de Donald Trump en 2017 el comercio internacional ha sufrido uno de los períodos más tensos en décadas, con EE.UU. asumiendo un papel que pareciera de autosabotaje de su propio éxito en la economía global.

Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos en 2017 y comenzó a utilizar los aranceles como arma de negociación y chantaje internacional, el comercio internacional ha sido testigo de uno de los períodos más tensos en décadas, con Estados Unidos asumiendo un papel que pareciera de autosabotaje de su propio éxito en la economía global. El discurso aún más proteccionista que ha emergido desde la segunda administración de Donald Trump alcanzó un punto de inflexión, y el sábado 1 de febrero fue un día decisivo, ya que con las nuevas medidas arancelarias que el presidente Trump anunció se marcó un cambio radical en las políticas comerciales que Estados Unidos había venido siguiendo desde la Segunda Guerra Mundial.

El regreso al proteccionismo: ¿un salto al pasado?

En esencia, Trump aumentó los aranceles a un 25% para México y Canadá, y un 10% adicional para China. Esta medida tendrá un impacto inmediato en la estructura del comercio global y representa un retroceso de casi un siglo en la política comercial estadounidense. Es importante recordar que hace muchos años, antes de la firma del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), Estados Unidos mantenía aranceles que superaban el 20%-30%, una estrategia que se abandonó progresivamente para facilitar el intercambio comercial y promover la expansión económica global.

El retorno de los aranceles por parte de Estados Unidos, violando flagrantemente el T-MEC, revive una política de protección similar a la que se tenía en la Segunda Guerra Mundial, cuando las restricciones al comercio eran una necesidad en tiempos de conflicto. Sin embargo, aplicar estas tarifas en la actualidad, en un entorno global interconectado, no solo resulta anacrónico, sino que también generará graves consecuencias económicas a nivel mundial.

Trump confirma la imposición de aranceles a México, Canadá y China

El sábado 1 de febrero, desafiando las predicciones de numerosos analistas que aseguraban que no ocurriría, el presidente Donald Trump firmó en su residencia de Mar-a-Lago, Florida, la imposición de nuevos aranceles del 25% a todas las importaciones de México y Canadá, y del 10% a las de China. Con esta medida, se desmantela prácticamente el T-MEC que ha regido las relaciones comerciales entre las tres naciones de América del Norte y se profundiza aún más la tensa guerra comercial entre China y Estados Unidos.

El incremento de aranceles a bienes de México y de Canadá, es violatorio del Artículo 2.4.1 del T-MEC, que prohíbe incrementar aranceles a los bienes originarios. También viola las disposiciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) al establecer aranceles superiores a los consolidados por EE.UU. ante dicha organización. De esta manera, la medida coloca a México en una situación peor que si no contáramos con un acuerdo de libre comercio, ya que el arancel promedio que Estados Unidos aplica a los países sin tratado de libre comercio es de 2.3%.

El nuevo arancel afectará a las cadenas de suministro de Norteamérica que se han venido construyendo en los últimos 30 años. En México podemos esperar que se impacten a 475 miles de millones de dólares de exportaciones anuales a EE.UU y especialmente a los sectores automotriz, autopartes, equipo eléctrico y maquinaria.

La justificación oficial de la Casa Blanca para estas medidas es frenar el flujo de drogas y migrantes indocumentados hacia territorio estadounidense. No obstante, no se establecieron parámetros claros sobre cuánto debería disminuir la migración o el tráfico de fentanilo para que los aranceles sean eliminados. Además, la orden ejecutiva firmada por Trump establece que si alguno de los países afectados impone represalias comerciales, Estados Unidos aumentará aún más los aranceles contra ellos.

Un aspecto importante es que los productos energéticos de Canadá recibirán un arancel menor, del 10%, lo que podría provocar aumentos en los costos de energía para los consumidores estadounidenses. Para imponer estos aranceles, Trump declaró una «emergencia económica nacional», amparándose en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés). Los nuevos aranceles entrarán en vigor el martes 4 de febrero a las 12:01 a.m. (hora del este).

El gobierno de Canadá ha respondido con represalias inmediatas imponiendo aranceles por 155 mil millones de dólares a productos estadounidenses y anunciando una serie de medidas de protección para sus ciudadanos y empresas. El primer ministro Justin Trudeau ha insistido en que Canadá no ha hecho nada para provocar estos aranceles y que su país está listo para luchar por su economía.

Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, subió un extenso post en la red social X en el que básicamente rechazó categóricamente las acusaciones de la Casa Blanca sobre supuestas alianzas con el crimen organizado, calificándolas de “calumnia” e instando a EE.UU. a combatir el tráfico de armas y el lavado de dinero que alimentan el narcotráfico. Destacó que su gobierno ha asegurado más de 40 toneladas de drogas y detenido a más de 10 mil personas vinculadas al crimen. Además, señaló que la crisis de fentanilo en EE.UU. tiene su origen en la prescripción indiscriminada de opioides. Propuso a Trump una mesa de trabajo bilateral, pero dejó claro que la soberanía de México no es negociable: «Coordinación sí; subordinación, no». Finalmente, anunció la implementación de un «plan B» con medidas arancelarias y no arancelarias en defensa de los intereses de México, aunque no mencionó cuando se dará a conocer.

En este sentido el gobierno mexicano debe pensar muy bien su respuesta, ya que si no hay respuesta a Trump y los aranceles se quedan por algunos meses, seguramente enfrentaremos una recesión (por el impacto en las exportaciones y en la inversión productiva), pero si le contestamos a Estados Unidos con aranceles en represalia, tendremos igual una recesión, pero además con inflación, lo que sería un duro golpe para las empresas y los consumidores.

¿Qué significan estos nuevos aranceles para la economía global?

El primer impacto de este tipo de medidas será la disrupción de las cadenas de suministro. Las economías de América del Norte y Asia, especialmente México, Canadá y China, están estrechamente integradas en la estructura productiva de Estados Unidos. Productos manufacturados, componentes electrónicos, automóviles y maquinaria que son esenciales para el consumo y la producción en EE.UU. verían un aumento significativo en sus costos. Al incrementar los precios de estos bienes, la inflación en Estados Unidos aumentará en un punto porcentual, afectando el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses y posiblemente generando descontento en los sectores industriales y empresariales que dependen de insumos importados.

Por otro lado, es posible que estas tarifas también desencadenarían represalias comerciales por parte de México, Canadá y China. La historia ha demostrado que las guerras comerciales raramente tienen un claro ganador, y en este caso, las represalias podrían llegar en forma de aranceles por parte de estos países en contra de productos clave de exportación estadounidense, como productos agrícolas, maquinaria y tecnología, sectores que han sido fundamentales para la economía de Estados Unidos.

Estados Unidos: de receptor de bienes a productor aislado

Me parece que uno de los puntos más controversiales de esta estrategia es la pérdida del privilegio económico que Estados Unidos ha disfrutado por décadas. Como emisor de la moneda de reserva mundial, EE.UU. tiene la ventaja única de importar bienes de todo el mundo a cambio de dólares, una moneda que pueden emitir sin restricciones significativas. En otras palabras, Estados Unidos ha podido financiar su consumo a través de la emisión de su propia moneda, un modelo que, aunque tiene sus críticos, ha sido central en la estabilidad económica global.

Con la nueva política arancelaria, el gobierno de Trump parece ignorar este contexto. En lugar de usar su posición privilegiada en el sistema financiero internacional para fortalecer la economía y potenciar la innovación, el país estaría cerrando sus puertas a los flujos de bienes y servicios, afectando directamente a sus propios consumidores y empresas.

Las omisiones de México: un problema real, pero no una justificación para aranceles

Es cierto que México ha incurrido en graves omisiones en materia de seguridad y migración. El combate al narcotráfico ha sido completamente ineficaz, permitiendo la expansión de los grupos criminales y su influencia en diversas regiones del país. Además, la laxitud en el control de los flujos migratorios ha convertido a México en un trampolín para personas de diversas nacionalidades que buscan cruzar ilegalmente a Estados Unidos.

Sin embargo, castigar con aranceles a México por estas fallas no es la solución adecuada. En lugar de afectar la economía en su conjunto, las represalias estadounidenses deberían enfocarse en los gobernantes y funcionarios que no han hecho su labor de respetar la ley y garantizar el orden. Golpear el comercio solo afecta a las empresas y trabajadores de ambos lados de la frontera, cuando el verdadero problema radica en la incapacidad del gobierno federal mexicano para aplicar políticas efectivas en seguridad y migración.

El estudio ideal para conocer cómo pueden impactar los aranceles de Donald Trump a tu sector productivo

Las omisiones en la lucha contra el crimen organizado han sido destacadas por la Casa Blanca, que en su comunicado sobre los nuevos aranceles subraya que el flujo de drogas de contrabando, como el fentanilo, hacia Estados Unidos a través de redes ilícitas ha provocado una emergencia nacional y una crisis de salud pública. Según el documento, las autoridades chinas no han tomado las medidas necesarias para detener el suministro de precursores químicos a los carteles criminales ni han combatido eficazmente el lavado de dinero de organizaciones criminales transnacionales. Asimismo, se señala que las organizaciones de narcotráfico en México mantienen una alianza inaceptable con el gobierno mexicano, que les ha permitido operar libremente en la fabricación y transporte de narcóticos peligrosos. Como consecuencia, cientos de miles de estadounidenses han perdido la vida por sobredosis, lo que representa una grave amenaza a la seguridad nacional. Frente a esta crisis, la Casa Blanca enfatiza la necesidad urgente de erradicar la influencia de estos carteles.

Conclusión

El sábado 1 de febrero fue un día clave para la política comercial y económica de Estados Unidos, así como para la economía global. Las decisiones que tome la administración de Donald Trump respecto a la duración de estos nuevos aranceles definirán no solo el rumbo de la economía mexicana, canadiense y estadounidense, sino también el equilibrio del comercio internacional en los próximos años. Regresar a políticas proteccionistas es un riesgo enorme que podría tener consecuencias adversas para toda la región norteamericana.

Si bien México tiene pendientes graves en materia de seguridad y migración, la respuesta no debe ser afectar el comercio bilateral con aranceles que solo dañan a empresas y trabajadores de ambos países. La solución pasa por exigir a los gobernantes que asuman su responsabilidad y cumplan con la ley, en lugar de implementar medidas que perjudiquen la economía y la integración regional. ¿Está preparado Estados Unidos para enfrentar las consecuencias de este giro en su política comercial? La respuesta podría determinar el futuro del comercio global en los próximos años.

Son tiempos de mucha incertidumbre y en GAEAP podemos mantenerte informado.

Alejandro Gómez Tamez

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

Suscríbete GRATIS a mi newsletter en Substack: https://economex.substack.com/

Sígueme en X: https://x.com/alejandrogomezt