La NOM-035, lanzada hace seis años, ha sido un avance importante en la salud ocupacional al reconocer que el ambiente laboral puede afectar la salud mental. Sin embargo, su implementación ha sido limitada debido a la recurrencia en “soluciones mágicas” y una falta de diagnóstico claro.

Jorge Gutiérrez Siles, consultor senior de Kaysa Salud y Bienestar señala que la norma debe desvincularse de prácticas de bienestar que no abordan los riesgos psicosociales en el trabajo, y critica la simulación y ofertas inadecuadas que rodean su aplicación.

Arturo Juárez, coordinador del Observatorio de Factores de Riesgos Psicosociales y Bienestar Organizacional (Ofapsi), coincide en que el impacto de la norma ha sido limitado debido a la subestimación del conocimiento técnico necesario para su implementación. 

Según Juárez, la falta de certificación para los encargados de su aplicación ha generado malos usos y abusos, como la promoción de remedios no científicos.

Ambos especialistas coinciden en que para que la NOM-035 sea efectiva, las empresas deben abordar los problemas estructurales más allá de los programas de bienestar. 

El último Estudio de Riesgo Psicosocial de Mercer Marsh Beneficios muestra que un 43% de los trabajadores reporta jornadas extensas y un 40% enfrenta una carga laboral excesiva, lo que evidencia la necesidad de intervenciones más profundas.

En diciembre pasado, se actualizó la tabla de enfermedades laborales para incluir los trastornos mentales, lo que refuerza la NOM-035. No obstante, Juárez señala que aunque esto representa un avance en la protección de los trabajadores, aún se atienden más las consecuencias que las causas.

Con información de El Economista.