En 2024, se ha registrado el mayor número de solicitudes de investigación por presuntas violaciones a la libertad de asociación y negociación colectiva en empresas que operan en México, en el marco de los compromisos laborales del T-MEC.

El antiguo esquema de protección laboral en México, vigente hasta la reforma de 2019, permitía a sindicatos controlar la relación laboral, especialmente en acuerdos salariales y prestaciones.

Aunque este modelo trajo estabilidad y crecimiento económico, también generó consecuencias negativas en las condiciones de trabajo. Las cláusulas de exclusión, utilizadas para evitar disidencias sindicales, fueron eliminadas con la reforma.

Con la presión del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR) y el surgimiento de sindicatos independientes, la situación ha cambiado, aunque algunos sectores advierten sobre un nuevo escenario de vulnerabilidad empresarial.

Las empresas, ahora expuestas a denuncias, enfrentan incertidumbre que puede afectar la atracción de inversión industrial.

Ante este panorama, las empresas deben adoptar políticas de neutralidad y fomentar una cultura de respeto a las decisiones colectivas de los trabajadores. También es necesario establecer protocolos internos para manejar la participación de sindicatos minoritarios y prevenir riesgos laborales.

Mantener relaciones laborales saludables, con o sin sindicatos, es clave para garantizar estabilidad. La autoridad laboral debe adecuarse a los nuevos escenarios, especialmente en empresas donde no hay sindicatos.

Además, es esencial que las empresas se preparen mediante estrategias de monitoreo, comunicación y relación con las autoridades.

El panorama hacia 2025 prevé más desafíos en materia laboral colectiva, lo que obliga a las empresas a estar atentas y preparadas para los cambios.

Con información de El Economista