En todo el mundo, los trabajadores están cambiando de empleo con mayor frecuencia, con un aumento del 50% en las salidas voluntarias en la última década, según el Foro Económico Mundial (WEF) y PwC.
En Estados Unidos, los millennials cambian de empleo cada 1.9 años, a diferencia de los baby boomers, que lo hacen cada tres años.
La idea de carreras a largo plazo en una misma empresa se vuelve obsoleta, siendo una tendencia global.
En Latinoamérica, el 70% de los trabajadores considera buscar activamente empleo, según el informe “La Revolución Invisible” de PageGroup.
El WEF y PwC predicen que la rotación laboral alcanzará el 23% en los próximos cinco años.
En este contexto, la escasez de talento se convierte en un desafío crítico, destacando la importancia de flexibilizar los requisitos de contratación, especialmente los títulos académicos y el historial laboral.
El informe señala que el 46% de los trabajadores piensa que los empleadores se centran demasiado en el historial laboral y poco en las habilidades. Aunque el 58% afirma poseer competencias no reflejadas en títulos o historiales.
Priorizar las habilidades en la contratación puede ampliar los grupos de talento y reducir las brechas de género. La selección basada en competencias, según LinkedIn, puede aumentar la presencia de mujeres en un 24%.
Ante esta escasez de talento y cambios frecuentes, las empresas deben adoptar nuevos enfoques.
La contratación basada en habilidades implica identificar las necesidades actuales y futuras, indicar claramente las habilidades en las descripciones de los trabajos, cooperar con la industria para desarrollar planes de capacitación, promover el aprendizaje permanente y diseñar planes de desarrollo basados en habilidades.
En resumen, el mundo laboral está experimentando una transformación significativa, donde la flexibilidad y la priorización de habilidades se presentan como respuestas esenciales para afrontar los desafíos actuales y futuros.
Con información de El Economista.