El Congreso de la Unión tiene previsto retomar la discusión sobre la reducción de la jornada laboral en septiembre.
Esta medida busca impulsar la productividad y promover una mayor equidad en el ámbito laboral.
La propuesta contempla establecer una jornada de cinco días de trabajo por cada dos días de descanso, lo que reduciría el límite legal de 48 a 40 horas semanales.
El proyecto, que ya ha sido implementado en países como Chile, Ecuador y Trinidad y Tobago, ha despertado un debate en el sector empresarial. Entre las preocupaciones planteadas se encuentran el impacto en las horas extras y en las vacaciones, así como la necesidad de realizar ajustes en los contratos individuales y colectivos.
Algunas empresas se preguntan cómo suplantarían el sexto día de trabajo y si sería posible cubrir las horas adicionales con tiempo extra o jornadas adicionales.
Aunque el proyecto actualmente no contempla una prima sabatina ni un periodo de transición para su implementación, se espera que estos temas sean objeto de debate durante las discusiones legislativas.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sugiere que la reducción de la jornada laboral se realice de manera gradual y sin reducir los salarios.
En caso de ser aprobada, México se uniría a otros países donde la jornada laboral es más corta, como buena parte de Europa y el norte de Asia, donde la norma general es de 40 horas por semana desde hace más de una década.
Esta medida busca fomentar una mayor conciliación entre el trabajo y la vida personal, así como mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
El debate en torno a la reducción de la jornada laboral en México refleja la búsqueda de nuevas formas de organización y prestaciones laborales que se adapten a las necesidades y demandas de la sociedad actual.
A medida que se retome la discusión en el Congreso de la Unión, se espera un análisis detallado de los beneficios, desafíos y posibles impactos de esta medida en el contexto laboral mexicano.Con información de El Economista.
