Pese a las inversiones que han llegado a México por el fenómeno del nearshoring, México no ha podido lograr un impacto mayor en su crecimiento económico, desarrollo regional y reducción de la pobreza, indicó el vicepresidente para América Latina del Banco Mundial, Carlos Felipe Jaramillo.
El integrante del organismo declaró que si se lograra un encadenamiento en el que empresas como Tesla consuman productos producidos en México, el impacto de las inversiones que llegan sería multiplicador y productivo.
En entrevista con El Economista, Jaramillo propuso tres políticas públicas que podrían impulsar el aprovechamiento del nearshoring y generar empleos de calidad:
- Capacitar a la población para aprovechar las oportunidades de empleo especializado que demandarán los grandes corporativos globales
- Incentivar la oferta de crédito a las empresas locales para que puedan innovar insumos que demandarán los corporativos
- Desarrollar tecnología
Consideró que México no ha logrado generar un vínculo virtuoso con las grandes inversiones pues no ha podido innovar los insumos que pudieran ser consumidos por las multinacionales.
“Sí hemos acompañado a México durante muchos años y el país ha logrado atraer mucha inversión. Pero también es cierto que ha sido una frustración no haber podido lograr un impacto mucho mayor de esa inversión en el desarrollo regional y en la reducción de la pobreza”, declaró Jaramillo.
Otro punto que destacó es que la mayoría de las empresas mexicanas son pequeñas y de baja productividad, y las medianas son muy pocas y requieren de financiamiento que no fluye desde la banca.
Debido a esto, consideró importante acelerar el desarrollo de las Fintech que sí otorgan financiamiento a las empresas.
La otra alternativa que menciona para abrir el acceso de empresas a financiamiento, es la banca de desarrollo. Solo 28% de los insumos que consumen las empresas multinacionales que operan en México son de manufactura mexicana. El resto vienen de fuera y ese es el enorme espacio que puede aprovechar México.
Con información de El Economista