La política monetaria no nos salvará en esta ocasión

Hay un problema inflacionario de precios al consumidor en la mayoría de los países del mundo y en México la situación es aún más grave comparada con la de la mayoría de naciones. En Estados Unidos se acaba de informar que su inflación anualizada en noviembre fue de 6.8%, la tasa más alta desde 1982. Por su parte, en Canadá es de 4.7%, Alemania 5.2%, Irlanda 5.3%, España 5.6%, Polonia 6.8%, Rusia 7.45%, Brasil 10.7%, y pues en nuestro país el alza de precios anualizada fue de 7.37% en el onceavo mes de 2021. Para nosotros en México, una inflación  superior al 5% anual podría parecer “normal” y estamos “acostumbrados” a lidiar con ella, pero en EE.UU. y Europa la escalada de precios  es el principal tema en materia económica, así como la forma como se debe lidiar con él. 

El nivel actual de inflación en los Estados Unidos es similar al que experimentaron a finales de la década de los setentas y principios de los ochentas en las presidencias de Jimmy Carter y Ronald Reagan; mientras que en México estamos viviendo la inflación más alta desde enero de 2001. Sin embargo, las causas del alza de precios de ahora no son las mismas que las del pasado, por lo que las viejas recetas de política monetaria de recortar la oferta monetaria y subir las tasas de interés no necesariamente funcionaran ahora, o al menos sin ocasionar un severo golpe al proceso de recuperación económica en el que nos encontramos.

Es verdad que en Estados Unidos y México se dio un fuerte incremento en su agregado monetario M1, el cual consiste de billetes y monedas en circulación, así como los depósitos a la vista. Entre septiembre de 2019 y el mismo mes de 2021, en EE.UU. M1 aumentó 410.9%, mientras que en México subió 35.8%. Es evidente que en ambos casos el dinero en circulación  creció mucho más de lo que lo hizo la actividad económica. Esto sin duda contribuye al crecimiento de los precios, pero en este momento no es la única causa.

Como ya lo señalé, en los Estados Unidos el índice de precios al consumidor subió un 6.8% anualizado en noviembre de 2021, la mayor tasa de inflación anualizada desde junio de 1982. Se observaron aumentos de precios en muchos sectores, incluidos la gasolina, el gas, la alimentación y la vivienda. Este es el sexto mes consecutivo que Estados Unidos experimenta aumentos de precios. Los precios de la gasolina aumentaron un 58.1% en noviembre, el mayor aumento anual desde 1980. En el caso de México, la inflación general fue de 7.37% anualizado en noviembre, pero tenemos diversos bienes y servicios que aumentaron más que eso. Está el caso de frutas y verduras, que subieron 17.8%, los energéticos aumentaron 15.41%, los productos pecuarios subieron 11.44%, mientras que el rubro de alimentos, bebidas y tabaco presenta un crecimiento de 7.59%.

Es verdad que los estímulos económicos que dio el gobierno de Estados Unidos a su población, durante la presidencia de Donald Trump y en la de Joe Biden, impulsaron una fuerte recuperación de la demanda de bienes y servicios, cuando la producción de bienes y servicios en muchos países aún estaba cerrada, lo que provocó escasez de diversos productos e insumos para la producción, de igual manera escasearon los contenedores y hubo saturación en los puertos para despachar las mercancías que venían de Oriente. También es cierto que estamos viviendo en un “crunch” energético porque muchas compañías han dejado de invertir en los combustibles fósiles cuando aun no estamos listos para depender exclusivamente de las energías renovables. 

Con esto en mente y al analizar los componentes de los índices de precios que más están aumentando, que la inflación que ahora vemos en México y Estados Unidos no es causada exclusivamente por un fenómeno monetario, sino que es un problema estructural global. Por lo que la vieja receta de subir tasas de interés no hará que bajen los precios de las frutas, ni resolverá los problemas logísticos internacionales, ni hará que baje el precio del petróleo (al menos en el corto plazo).

Debemos recordar que la situación inflacionaria de principios de los ochentas y en los noventas en México fue causada por las tres crisis económicas de balanza de pagos que sufrimos (III/82 a IV/83, I/86 a I/87 y I/95 a IV/95), las cuales se traducían en fuertes devaluaciones del peso, encarecimiento de importaciones, inflación, alza en tasas de interés y caídas generalizadas del PIB durante varios trimestres. En el caso de Estados Unidos, los problemas inflacionarios de finales de los setentas y principios de los ochentas fueron impulsados por lo que se llamó «estanflación», una combinación de desempleo de dos dígitos, inflación y altas tasas de interés. El abandono del patrón oro, la revolución iraní, los controles de precios y salarios de la era Nixon y una serie de otros factores contribuyeron a las tasas de inflación del pasado estadounidense.

En los últimos 18 meses, a nivel global, hemos sufrido más una inflación como la que ocurre cuando estamos en guerra o en una crisis financiera. La pandemia ocasionada por el Partido Comunista Chino y su Covid-19, cerró la producción de muchos sectores económicos, por lo que poner en funcionamiento esos sistemas lleva tiempo, especialmente en una situación en la que una nueva variante del covid-19  puede retrasar el proceso una y otra vez. Las cadenas de suministro simplemente no han tenido la oportunidad de recuperarse de manera que pueda mantenerse al día con la creciente demanda, impulsada por los miles de millones de dólares de estímulo que Estados Unidos dio a sus  consumidores.

Los problemas de la cadena de suministro y el transporte pueden ayudar a explicar por qué los precios de la gasolina son más altos ahora que en 2008, cuando el costo del barril de petróleo era mucho más alto que en la actualidad. Los precios de muchas mercancías, frutas, verduras y productos pecuarios seguirán aumentando independientemente del nivel de las tasas de interés. Esto por el simple hecho de que la oferta no ha seguido el ritmo de crecimiento de la demanda. No importa lo que hagan con  las tasas de interés, el problema de inflación  no se resolverá hasta que aumente la producción, o sea, no se trata de descarrilar el proceso de recuperación golpeando la recuperación de la demanda agregada de consumo y de inversión empresarial.

En Estados Unidos el Banco de la Reserva Federal (FED) anunció el 3 de noviembre que comenzarían a disminuir lentamente (en 15 mil millones de dólares menos al mes) su programa de compra de bonos que venía siendo de 120 mil millones de dólares que venía comprando al mes. Sin embargo, se espera que en su reunión del 14 y 15 de diciembre, la FED discuta la posibilidad de acelerar el fin de su programa de compra de bonos. Si la FED decide reducir sus compras de bonos más rápidamente, también podría comenzar a subir las tasas de interés más rápido, tal vez tan pronto como marzo o abril de 2022. Los inversionistas estarán atentos a las nuevas previsiones de tasas de interés de la FED.

El Banco de México tendrá su última reunión de 2021 este jueves 16 de diciembre y prácticamente la totalidad de analistas estamos seguros de que habrá un nuevo incremento en la tasa de interés objetivo a un día, misma que en la actualidad está en 5.00%. La mayoría de analistas se inclina a pensar que será un aumento de un cuarto de punto porcentual, pero no se descarta que el alza sea de medio punto hasta 5.50% si la FED anuncia que tomará medidas más contundentes contra la inflación. Sin embargo, el perfil de los nuevos integrantes de la Junta de Gobierno (más paloma que halcón) nos hace pensar que cuidarán no estropear el proceso de recuperación de la economía mexicana, mandando también una señal de que están preocupados por la inflación y la estabilidad del tipo de cambio, por lo que lo más probable es que vemos que la tasa objetivo cierre 2021 en 5.25%.

Al final, con independencia de los aumentos que veamos en tasas de interés en México, el problema inflacionario por el que transitamos es estructural por lo que tardará al menos dos años en resolverse. Esperemos que no se agrave más y no se cumpla el pronóstico de los más pesimistas de que veremos tasas de inflación superiores al 10 por ciento.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt