Para el presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), Óscar Albin, el desabasto de componentes en las plantas automotrices tras el colapso de suministro mundial por la pandemia de coronavirus (Covid-19) es la tercera llamada a reducir dependencia China como proveedor de componentes electrónicos.
La primera fueron los aranceles impuestos por Estados Unidos a los insumos chinos a mediados de 2019, la segunda es el incremento de contenido regional para autos que exige el T-MEC, que obliga a los fabricantes a comprar más piezas en Norteamérica.
La industria automotriz en México lleva una década buscando sustituir importaciones de componentes chinos por producción local sin mucho éxito.
Los engranajes de dirección del Wrangler que Jeep fabrica en Toledo, Ohio, están construidos a 7 mil 500 millas de distancia en Wuhan, China, epicentro del brote de coronavirus.
Ante esto, la pandemia ha llevado a que empresas mundiales acepten proveeduría nacional, dijo Luis Aguirre, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index).
En ese sentido, Mazda está empezando a localizar más suministros en México y hacer frente a la escasez de producción de componentes provenientes de Asia, para una recuperación rápida.
El presidente de la INA comentó que un país debe reducir la dependencia energética y tecnológica como tema estratégico, para no requerir industria de otro país.
Datos de INA apuntan que en 2019, México compró autopartes chinas por 8 mil millones de dólares, 14.5% del total de las importaciones.
Pese que el coronavirus ha traído pequeñas inversiones a México, la mayoría de proyectos en la industria electrónica se instalarán en Estados Unidos en los próximos dos años.
El líder gremial consideró que la reforma fiscal hecha por ese país en 2018, redujo la tasa corporativa; toda vez que el costo de la energía y las cláusulas laborales en el T-MEC han restado competitividad a México.
Con información de Expansión.