Para contener los costos adicionales que implican los aranceles sobre las importaciones chinas, compañías estadounidenses recurren a abogados en busca de vacíos legales que les ayuden a evitar cambiar la producción a otros países, usando disposiciones como la regla “321 de minimis”, que permite que los productos con un valor inferior a 800 dólares se envíen a Estados Unidos sin ser sujetos de aranceles.
El líder de la práctica de la cadena de suministro global de Alvarez & Marsal, Geoff Pollak, advierte que estas alternativas ameritan que los altos ejecutivos rindan cuentas si las autoridades de Estados Unidos aplican medidas enérgicas sobre un método para eludir aranceles en particular.
De acuerdo con lo publicado por Milenio, las compañías norteamericanas emitieron una serie de advertencias sobre las consecuencias económicas de la guerra comercial antes de una reunión entre Trump y Xi Jinping, durante la cumbre del G-20 en Japón.
Tal es el caso de Jason Bonfig, jefe de comercialización del minorista de productos electrónicos Best Buy, que comentó que muchos de los principales productos, no tienen un sustituto práctico que se fabrique fuera de China.
En tanto, el presidente de la práctica de comercio internacional de King & Spalding, Steve Orava, destacó que han encontrado formas de maniobrar alrededor de algunos de los aranceles, al ser creativas y sofisticadas en la forma como abordan las restricciones.
Por su parte, Amy Magnus, directora de asuntos de aduanas y cumplimiento de Deringer, aseguró que los importadores expresaron un interés particular en la regla “321 de minimis”.
De igual forma, el director senior de comercio internacional y relaciones gubernamentales de Sandler, Travis & Rosenberg, Edward Steiner, indicó que ante la ausencia de productos sustitutos que no provengan de China, las empresas buscan todas las formas posibles para reducir su exposición a los aranceles.
En este sentido puntualizó que las normas sobre la “valoración de la primera venta” ofrecen otra forma de evitar los derechos de importación. Los aranceles se aplican al valor del bien importado, pero las empresas pueden convencer a funcionarios de aduanas de que evalúen el gravamen sobre una valoración más baja si los bienes se compraron a un precio menor más abajo en la cadena de suministro.
Adicional a los aranceles ya aplicados, el presidente Trump amenaza con imponer gravámenes adicionales sobre 300 mil millones de dólares en bienes provenientes del país asiático, lo que aumenta la presión sobre las compañías con relaciones de mucho tiempo con los proveedores chinos.
Ante este escenario, director ejecutivo del fabricante Terex, John Garrison, explicó que los exportadores pueden usar el “reintegro de aranceles” para obtener un alivio arancelario para las mercancías que posteriormente salen del país.
Por otra parte, otra alternativa que puede utilizarse es la “ingeniería de origen”, las compañías bien podrían ajustar partes de su producción para argumentar que los productos se originaron fuera de China.
No obstante, el director de Finanzas de Methode Electronics, Ron Tsoumas, comentó que se vuelve bastante complicado desde el punto de vista arancelario sobre lo que constituye una “transformación material”.
De igual forma, las empresas también pueden administrar los gastos arancelarios mediante el uso de instalaciones conocidas como “almacenes de aduanas”, donde los bienes importados pueden almacenarse sin que se deban hacer los pagos. Los derechos se imponen cuando las mercancías salen del edificio.
Sin embargo, los abogados dijeron que ninguna de las estrategias aduaneras ofrecía una certeza, algunas pueden funcionar bien, otras son un poco onerosas.
Con información de Milenio.