De acuerdo con especialistas en materia laboral, la mayoría de las empresas en México no están listas para las nuevas operaciones que habrá con los sindicatos una vez que la Cámara de Diputados apruebe la reforma laboral y cambie el escenario para la operación de los sindicatos.
De acuerdo con el líder de Carrera de Mercer, Rogelio Salcedo, el proyecto de modificación requiere que los encargados de la gestión de Recursos Humanos tengan nuevas habilidades, principalmente por los ajustes en materia sindical.
“Las compañías estaban preparadas para tener un sistema de control y minimizar los conflictos reales, ahora los van a tener que poner en la mesa porque la Secretaría del Trabajo lo supervisará, se eliminarán los contratos de protección y las condiciones inseguras”, comentó a El Economista.
Estimó que el 75% de las empresas no están preparadas para el nuevo sindicalismo que se formará con la reforma laboral, por lo que hará falta que sean capacitados sus directivos.
“Les van a pedir ahora que gestionen el clima y la mano de obra sindicalizadas. Muy pocas compañías están preparadas para estos sindicatos en donde habrá una participación más activa y transparente”, comentó.
Salcedo adelantó que la reforma laboral les dará más libertad a los sindicatos para defender los intereses de los trabajadores, siempre y cuando lo acepten los empleados.
Para hacer huelgas y negociar nuevos contratos colectivos, es necesario tener el respaldo de la mayoría de los sindicalizados, enfatizó el especialista.
“Los directores de Recursos Humanos tienen que anticiparse a los conflictos; no con contratos de protección, sino con más contacto con los colaboradores. La fórmula es sencilla, la empresa que se ocupe de la felicidad de los trabajadores tendrá paz laboral, la organización que no lo haga, tendrá conflictos”, enfatizó.
A partir de la próxima semana comenzará el proceso para dictaminar el proyecto de modificaciones a la Ley Federal del Trabajo que presentó el gobierno federal en enero pasado, en conjunto con otras tres iniciativas impulsadas por Morena, el PES y el PRI.
Con información de El Economista